INGREDIENTES:
- 4 Caballas.
- 5 Ajos.
- Vaso pequeño de vinagre.
- Vaso pequeño de vino blanco.
- Orégano.
- Tomillo.
- Laurel.
- Pimienta en grano.
- Pimentón dulce.
- Aceite.
- Sal.
ELABORACIÓN:
Limpiamos las
caballas y las partimos en ruedas grandes, si hacemos tajadas pequeñas se
pueden romper y eso no es bonito.
Se pelan los
ajos y cortamos en láminas finas. En un plato pequeño ponemos 2 cucharadas
pequeñas de orégano y otras dos cucharadas pequeñas de tomillo, 15 o 16 granos
de pimienta y una hoja de laurel.
En una
cazuela ponemos el aceite y cuando esté caliente freímos los ajos hasta que se
doren sin llegar a quemarse, una vez fritos los ajos retiramos la cazuela del
fuego y cuando pierda un poco de calor añadimos las hiervas que teníamos preparadas,
sin dejar que se quemen, ponemos el pimentón, se le da una vueltecilla y le
echamos el vino, el vinagre y 2 o 3 vasos de agua, se deja hervir unos minutos,
ponemos la sal y a continuación las caballas, si fuera necesario se puede
añadir más agua, las caballas tienen que
quedar cubiertas. Cuando rompa a hervir bajamos el fuego y dejamos cocer unos 15 minutos.
Después de
reposar y enfriarse, se mete en el frigorífico y al día siguiente ya se pueden
comer.
Hay que tener
cuidado con las raspas, tenemos que comer más despacio este plato pero merece
la pena pues están riquísimas.
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